Convicción y fe, la salud personal y colectiva atraviesan las historias de quienes fueron vacunados
EN LAS PROVINCIAS
La campaña federal de inmunización contra el coronavirus trajo a la luz tantas historias como las casi 100.000 personas que ya fueron vacunadas al día de hoy. Télam reseñó algunas de ellas que provienen desde distintos rincones del país.
“Si sobrevivimos, seremos leyendas. Tendremos mucho para contar”, dijo José “Tono” Pérez, quien, en su condición de enfermero en el “área roja” del Hospital Regional Río Gallegos, fue uno de los primeros trabajadores de salud en ser inmunizado con el primer envío de la Sputnik V que el Gobierno nacional mandó a la provincia de Santa Cruz.
“A mí lo que me interesa es que (la vacuna de origen ruso) otorgue inmunidad, mucha o poca, pero que pare la hemorragia de vidas que tenemos”, respondió Pérez al ser consultado por Télam sobre si había experimentado algún temor al momento que le fue aplicada.
“Ojalá sirva. Días atrás, nos enteramos que dos personas jóvenes que atendimos acá (el “área roja”) murieron en la unidad de terapia intensiva; y duele, duele cada vez más”, se lamentó Pérez, que, en su caso, logró recuperarse del coronarivus que contrajo tiempo atrás.
La familia que este santacruceño formó hace 22 años, luego de 5 de novio con su actual esposa, está integrada por dos hijos, Génesis (21) y Santiago (18).
“Ellos -señaló a Télam- son mis razones para seguir dándole cuando parece que no doy más”. Sus hijos, reiteró, y también su fe evangélica y la pasión que siente por el arte del tatuaje.
“Llevo una semana vacunado y no tuve ninguna reacción adversa, apenas una molestia en el brazo, en el lugar de la aplicación, pero nada más”, sostuvo ante Télam Manuel Boutureira, quien con sus 30 años de experiencia como bioquímico es el actual jefe del servicio de Laboratorio del Hospital Regional Ushuaia Gobernador Ernesto Campos.
“Siempre supe que a partir de la llegada de la vacuna se iba a producir el comienzo del fin de la pandemia”, señaló Boutureira al ser consultado sobre cómo experimentó el hecho de ser elegido por la provincia insular para ser uno de los primeros inmunizados.
“Viví -dijo- un momento de alegría y esperanza”.
En tanto, Cristian Svetlitze, quien se desempeña como jefe de enfermería de terapia intensiva en el Hospital Regional de Río Grande, contó a Télam que, una vez inmunizado, “sentí como un desgano a las pocas horas, y nada más. Tomé un ibuprofeno y se me pasó enseguida”.
“El cuerpo puede dormir y recuperarse, pero la mente se agota. No solo por los rituales diarios de protección, sino por la cercanía con la muerte ajena. En 2020 he visto morir más gente que en 32 años de enfermero”, reveló Svetlitze.
Carlos Zucchella fue una suerte de caso testigo que terminó quebrando cierta resistencia a ser vacunados, manifestadas por algunos de sus colegas en el Hospital José María Cullen, emplazado en la ciudad de Santa Fe.
“No había tal demonio dentro de la vacuna” Sputnik V, dijo Zucchella a Télam, sin ocultar la dosis de humor que imprimió a su relato.
“Mi experiencia -agregó- fue muy buena, no tuve ningún tipo de síntoma, ningún tipo de dolor, nada”, resumió quien es médico coordinador de la unidad de terapia intensiva del hospital Cullen.
“Hay que tomar consciencia -evaluó- que el coronavirus es una enfermedad muy grave y que la vacuna nos va a ayudar a poder salir delante y a retomar una vida lo más normal posible, si es que alguna vez la retomamos”.
“Soy una persona de ciencia y confío. Se trabaja (de modo) muy serio. Estoy confiado en todas las vacunas, no solo en esta”, dijo Zucchella en relación a la Sputnik V y a las producidas por otras farmacéuticas mundiales, con las que está en plena negociación la administración que encabeza Alberto Fernández.
María Sánchez, enfermera desde hace 22 años, 12 de los cuales los pasó trabajando en la unidad de terapia intensiva del Hospital Independencia, de la ciudad de Santiago del Estero, dijo a Télam que hace “vida normal, como todos los días” desde que fue inmunizada con la primera dosis de la vacuna producida por el Centro ruso Gamaleya.
“Sé que algunas compañeras tuvieron febrícula o decaimiento, algo habitual y esperable. Sin embargo, yo no tuve ningún efecto y siempre tuve confianza en la ciencia y en Dios”, relató a esta agencia.
“Por eso le digo (a la población) que si tiene la posibilidad de vacunarse, lo haga, que confíe, que se informe como lo hice yo y así no tendrá dudas porque (la Sputnik V) es segura”, puntualizó.
La médica jujeña Claudia Acosta (53) fue la primera mujer de la provincia en recibir la Sputnik V el 29 de diciembre, el día de inicio de la campaña federal de inmunización, tras la cual manifestó algunos síntomas dentro de las 24 horas y al segundo día, solo fatiga.
Desde su lugar de trabajo, Acosta, quien es jefa del Servicio de Infectología del Hospital jujeño San Roque, relató a Télam que aquellos síntomas “eran los previsibles” y que ahora está a la espera de la segunda dosis.
“Conocía los efectos colaterales, que no son exclusivos de esta vacuna sino de todo tipo de vacunas. Una es madre y también ha vacunado a los niños y conoce que eso son los efectos esperados, pero además me habían advertido en el momento de la vacunación”, dijo a Télam.
La decisión de vacunarse fue “personal” y eso quedó firme cuando en vísperas de Navidad las autoridades provinciales y del hospital donde reviste tareas fueron a saludar al personal del San Roque, centro de referencia de casos de Covid-19.
“Aquel día hicieron un comentario sobre el operativo que se venía y quedé como candidata firme”, recordó, y añadió que en su decisión talló además la intención de “cuidar a los otros”.
“Tuve Covid-19 a fines de julio pero lo cursé de forma asintomática. Me hice controles y no quedó ningún rastro en mi de que haya padecido la enfermedad, tampoco tuve secuelas”, completó Acosta.
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