Intiman a un centenar de barrios cerrados a que regularicen su situación fiscal

PROVINCIA DE BUENOS AIRES

El titular de ARBA, Cristian Girard, explicó que se estima que la provincia de Buenos Aires deja de percibir unos $1500 millones por las irregularidades en los registros de estos barrios.

ARBA cursó ya un total de 102 intimaciones a barrios cerrados.

El Gobierno bonaerense intimó a más de un centenar de barrios cerrados a que regularicen su situación impositiva bajo apercibimiento de aplicar de oficio el nuevo valor de la tierra para calcular el impuesto inmobiliario, informó la Agencia de Recaudación de la provincia (ARBA).

En un informe al que tuvo acceso Télam, se detalló que ARBA cursó ya un total de 102 intimaciones a barrios cerrados para que se avengan a cumplir con lo que establece la Ley 15.038.

Los desarrolladores tienen un plazo de 15 días para presentar un descargo o se aplicará de oficio el nuevo valor de la tierra en función del grado de desarrollo.

Además, otros 67 de estos complejos privados serán intimados en los próximos días debido a que se está terminando de analizar cuál es el grado de desarrollo de esos emprendimientos para calcular el valor de la tierra.

También otros 61 barrios cerrados fueron detectados satelitalmente y serán fiscalizados de manera presencial para evaluar el grado de desarrollo.

Según ARBA, en la provincia de Buenos Aires hay emplazados un total de 871 barrios cerrados, de los cuales 568 están formalmente registrados y tributan como “countries”

Otros 73 no están formalmente habilitados, pero tributan como Tierra en Desarrollo y hay 230 (un 25%) que no están registrados formalmente ni pagan impuestos como barrios cerrados, por lo que la mayoría paga como tierra rural sin mejoras o como tierra urbana.

El titular de ARBA, Cristian Girard explicó que se estima que la provincia de Buenos Aires “deja de tributar unos $1500 millones por esta situación”.

El funcionario precisó que la irregularidad “no es un tema de los vecinos, de los que habitan en esos barrios, de las familias que compran esos terrenos, sino de los desarrolladores inmobiliarios”.

“Lógicamente hacen su negocio y parte de su negocio es dilatar todo lo posible el cambio de tipificación de la tierra para pagar el impuesto como tierra rural en lugar de pagar como tierra de country que es un impuesto más alto”, precisó.

Girard explicó que eso lleva a que “los propietarios no puedan tener una escritura, que la partida no esté a su nombre porque no se subdivide y al no subdividir queda todo en cabeza de un único propietario que es el desarrollador que después les cobra el impuesto prorrateado con las expensas”.

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